sábado, 5 de enero de 2008

Al colegio no voy mas ni...

Hace poco lei la entrada del blog de mi hijo Javier en Hi5. La última frase, escrita como por descuido, me trajo muchos recuerdos, me recordó a mí mismo. A esa edad pensaba igual "...y no me gusta el cole". Realmente no conozco a ningun niño sano y bien constituido que no odie irremisiblemente la escuela. Es que sinceramente quien puede soportar esa retahila de sermones, imposiciones, estupideces con que nos abruman nuestros "maestros". Por más que escarbe en mi memoria no puedo recordar nada de provecho que haya aprendido en la escuela. Lo que si recuerdo es a algunos profesores, que más que "maestros" se hicieron nuestros amigos. Nos trataban con respeto y con afecto. Fueron muy pocos, pero fueron y ellos dejaron una huella tan profunda como la que deja cualquier amistad bien llevada. Con la ventaja de que ser amigo de alguien con mayor experiencia y recorrido que uno abre nuestros ojos al mundo. El poeta Gibran escribe que nadie puede transmitir conocimientos propios a otro. "Nadie puede prestar sus alas". Lo que se da siempre es el afecto, el amor por el conocimiento, la sabiduria, la vida. Antes que enseñantes los verdaderos maestros son guias. El aprendizaje realmente lo efectúa uno mismo. El maestro lo que puede hacer es iluminar algunos vericuetos sinuosos u oscuros por los que el discipulo debe transitar. Cuando el profesor a instancias de una sociedad opresora y destructora del hombre se impone a sí mismo como " el que sabe" genera esa respuesta de parte de los alumnos. Por eso no me extraña y más bien me alegra que Javier, mi hijo piense así. Eso demuestra que es crítico y un joven vehemente y saludable tiene que serlo de otro modo todo quedaria en manos de los viejos. Y eso, créanme, sería lamentable.

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