lunes, 21 de enero de 2008

A Martin sin cero...



La ballena que surca irdiscente
el cielo mar las nubes saturnales.
Ya tu sonrisa muerdo, con los dientes.
¿Cabría contenerlos? Ciego a males.

Es la ventana limpia del agónico.
La que de muerte vive, vampirísima.
Ubica entre mis ojos, pentagónico.
El tibio de tu frente que no rima.

Estando en conocelos a mis manes.
Hiperbaton sin seno, sin noticia.
La poca vocación de mis afanes.
Quisiérate inventar belleza misia.

Más no por poco que aquí me desestima.
Debo reconocer hidalgo que estoy loco.
Y que es locura equina quien me anima.
A componer un poco a lo barroco.

Martin sin cero, sin yegua, sin gorrita.


Sin una burla grotesca en tu sonrisa.
Ven a mi lado a verte, estagirita.
Que yo me lloro experto de la brisa.

Y si Don Luis, a quien yo no conozco.
Llegara a permutarse en pensamiento.
Perjuro por Aloysius y me embosco
para capear la furia de tu aliento.





g
El Orate

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