domingo, 20 de mayo de 2007

Watanabe

El poeta Watanabe es, a decir de muchos, uno de los poetas más importantes que ha dado el Perú en los últimos tiempos. Por mi parte me han deslumbrado poemas como La Oruga o El Lenguado. El Guardian del Hielo es también un poema magnífico. Lo que más me agrada en Watanabe es esa frescura y ese humor con que habla sobre temas muy profundos y universales. Esa burla constante de la "arrogancia humana" que pretende medir cosas que son esencialmente inconmensurables, como el tiempo o el universo. Ese desnudamiento de lo pueril y frágil de la existencia humana, reiterativo en su trabajo, hace de su poesía un continuo "desahuevamiento". Por que si pues los peruanos y los humanos en general andamos como ahuevados, estupidizados por las distintas sutancias y "productos" que consumimos.

Watanabe es sin lugar a dudas un poeta al que hay que leer de manera casi obligatoria si queremos ubicarnos un poco en este mundo caótico y extraño. Sin embargo no estoy de acuerdo con los excesivos elogios y homenajes que se le han brindado, porque aunque es un poeta importante no llega a la talla que se le ha pretendido dar como escritor.

Si hablamos de la persona José Watanabe, a pesar de conocerlo como casi todos, sólo de manera indirecta, me atrevo a decir que era un maestro. En el sentido en el que un poeta es necesariamente un maestro siempre, como lo expresara en un verso Martin Adan: "...el poeta a enseñarse convida..."

Watanabe "se salva" de ser una vaca sagrada más por su sencillez, pero si lo ponemos en un pedestal le faltamos el respeto a los miles de poetas que en el Perú se mueren de hambre y desaparecen en el anonimato. Por ejemplo si los muchachos del grupo Néctar no hubieran sufrido aquel lamentable accidente quien se habría enterado de que el autor de esa canción, que todo peruano con algo de lleca ha escuchado, el arbólito pertenece al primera guitarra de "Los Ilusionistas" Walter León. Quienes tocaban también ese otro tema conocidísimo "La Colegiala".

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